1. What you mean to me

What you mean to me

Japón y América no son tan diferentes. Grandes países, grandes ciudades, un mar de gente, todos adictos a la tecnología, grandes potencias, países de primer nivel... Seguramente era por eso que Japón no se entendía tan bien con América. Competían en muchas cosas, especialmente en desarrollar las mejores aplicaciones para celulares, autos, etc. Tal vez si Japón cambiara su afición por el arroz por una dieta a base de hamburguesas (porque dicho sea de paso, América jamás iba a comer arroz, no era pollo), encontrarían que se llevarían de maravilla. Ese era el consuelo de América, sólo para no recordarse que había sido él, con sus científicos, militares, ingenieros, soldados, quienes habían causado tal devastación en Japón, hacía menos de un siglo.

Sea como fuese, ahí estaba América, pisando suelo japonés, luchando por no perderse en las estaciones del tren expreso que en Japón se conocían como trenes bala, y agradeciendo que el oriental tuviera la consideración de ponerle letreros en japonés e inglés, porque del primer idioma, al rubio con gafas no se le pegaba absolutamente nada.

What you mean to me

El bombardeo había dejado grandes secuelas en Japón, no en el país en sí porque el país en sí y la gente que habitaba en ese suelo se había recuperado rápidamente... el que había sufrido más era la representación terrenal de japón, la nación. El ex imperio japonés. Él había sido quien había cargado con todas las secuelas en forma de grandes cicatrices que surcaban su espalda y que seguían doliendo después de tanto tiempo.

Japón sabía que no era culpa de nadie, ni siquiera de los Axis que habían finalmente dejado la guerra con ese ataque. Pero más de una vez había escuchado a su jefe diciendo que todo era culpa de Estados Unidos. Los estúpidos americanos. Japón nunca respondía.

Sin embargo, lamentaba haber perdido tanto contacto con USA tras lo ocurrido, con Inglaterra... con Holanda. Porque tuvo otra pequeña época de aislamiento buscando la recuperación completa de sus heridas. Pero ese periodo había pasado finalmente y ahí estaba, saliendo de su casa para pasear por lo que ahora era su país. Todo el cambio seguía impresionándolo. Apenas sonrió.

Y tan desconcentrado estaba en sí mismo que no notó que una persona estaba justo delante suyo y cayó al suelo antes de fijarse. A su lado, Pochi-kun ladró al sujeto que había chocado con el.

What you mean to me

No era normal en Kiku llegar tarde, así que Alfred se estaba preocupando... demasiado. De hecho la puntualidad estaba grabada a fuego en la piel de los japoneses a un grado que a Alfred le llegaba a asustar, aunque después de 3 años de haberse casado con el japonés en Las Vegas, el americano estaba empezando a acostumbrarse.

Claro que no era lo único a lo que había tenido que acostumbrarse. La comida, las costumbres, la escritura, las expresiones de Kiku, aún después de tanto tiempo le seguían pareciendo fascinantes. Originalmente Alfred había estudiado japonés para ser candidato a un viaje de intercambio de su escuela con una de Japón porque quería aprender más sobre informática y videojuegos. Cuando llegó al país oriental, se dio cuenta de que lo mucho que había estudiado le servía de muy poco para hacerse entender con los japoneses y entonces, por obra y gracia de Dios, Kiku había aparecido en su vida. Él le había ayudado bastante y su relación comenzó a ser cada vez más cercana, hasta ese épico momento en que Alfred le pidió matrimonio y ambos viajaron a USA para casarse en Las Vegas.

En momentos como ese, era cuando Alfred más se sentía agradecido por haber nacido en la tierra de las oportunidades, donde el matrimonio homosexual era aceptado en cualquier estado. Vivieron 2 años en USA, medio año en Japón y entonces lo llamaron a él de parte de una empresa norteamericana, así que tuvo que ausentarse por medio año más. Este era el día en que volvía a Japón para reunirse con su esposo y resulta que se le había hecho tarde. Claro que quizás estaba en el aeropuerto esperándole... Alfred había decidido adelantarse y darle una sorpresa a medio camino antes de que tuviera que abordar el tren.

Justo cuando estaba sacando su móvil para llamar a su esposo, alguien chocó contra él. Casi se le cae el celular, así que hizo algunos malabares para impedir que su costoso aparato cayera al suelo y cuando consiguió recuperar el equilibrio de todo, se giró. Entonces fue que lo vio. Su mirada se iluminó como siempre y se arrojó sobre el chico para abrazarlo con todas sus fuerzas: medio año de extrañarlo hacía que se sintiera especialmente ansioso por sentir su piel.

— ¡¡KIKU!! I MISS YOU SO MUCH!! ANATA GA KOISHII!!

What you mean to me

Y quien había chocado contra él no era otro que América-san. Al menos eso pensó en un inicio Japón, ya que la apariencia del sujeto en cuestión era igual a la de Estados Unidos de América, sin embargo cuando se lanzó a abrazarlo gritando un nombre que definitivamente no era suyo...

Bueno, eso le dio pistas para saber que definitivamente ese no era América-san.

— ¡¿Q-qué?! ¡¿Qué está haciendo?!

Kiku lo empujó rápidamente, avergonzado. Él jamás aceptaba algo como un abrazo, era vergonzoso. Pese a que se parecía a América-san y sus sentimientos por ese país en particular eran... raros.

— ¡E-espero que se haga responsable!

Claro. Responsable. Ir abrazando a la gente por ahí estaba mal, sin duda estaba mal. Al menos para Japón.

— ¿Quién es usted?

¿Quién sería ese sujeto? Si no era América-san... ¿quién?

What you mean to me

Alfred estaba esperando ser correspondido en su abrazo, recibir un saludo cariñoso o un beso en la mejilla de su amado esposo, pero en cambio escuchó algo que le desconcertó por completo y le dejó en blanco por algunos segundos.

Kiku lo había empujado y le hablaba de una forma desconocida para él. Alfred parpadeó varias veces, pensando que estaba soñando, aunque después se dijo que debía haberse equivocado de persona... ¿pero como podía equivocarse? Ese era Kiku ¿no? Alfred parpadeó todavía más y se sonrojó cuando el que creía que era su esposo le dijo que debía hacerse responsable... ¿responsable de qué?

El americano abrió la boca para decir algo, pero nuevamente una pregunta le bombardeó. Por algunos largos segundos la cabeza de Alfred dio vueltas y estuvo a nada de ponerse paranoico y gritar que alguien le había lavado el cerebro, borrado la memoria o hecho algo traumatizantemente malo, aunque al final se dijo a sí mismo que debía controlarse (se abofeteó en su mente) y miró con más detenimiento a la persona frente a él.

— Puede ser... ¿que tú no seas Kiku? ¡Vaya, eres idéntico a él!

Pero si él no era Kiku ¿quién era entonces? Alfred le miró por más tiempo, parpadeando varias veces todavía desconcertado y sin saber muy bien por dónde empezar.

What you mean to me

Japón se sentía extrañado en ese momento, ya que el sujeto que todavía no se presentaba era una copia exacta de América-san y de alguna manera le hacía sentir intranquilo e inseguro, es decir... no es que se sintiese inseguro como si el otro le fuese a hacer daño, es solo que... sus sentimientos eran cada vez más y más raros.

— ¿Quién es Kiku?

Terminó preguntando, mirándole con cierta curiosidad. ¿Quién podría ser ese Kiku y por qué se parecía a él? Porque eso había logrado entender, que se parecía a él, pero él definitivamente no era Kiku.

— No soy Kiku...— se forzó a aclarar y tosió un poco— Mi nombre es Japón, ¿y usted es?...

Japón esperaba que esta vez si se presentase, quería confirmar que definitivamente no era América-san para poder relajarse.