1. I was so worried...

Kotetsu estaba preocupado porque Kaede le había llamado para decirle que había tomado el tren hasta Sternbild hacía ya algo de cinco horas y sin embargo todavía no aparecía, intentaba no preocuparse demasiado pero era imposible que el viaje se hubiese retrasado sin que en la oficina supieran.

De hecho, lo que era incluso peor, había preguntando y le dijeron que el tren en el que venía su hija había llegado hacía dos horas. ¡¿Entonces dónde estaba Kaede?! Kotetsu se comenzaba a desesperar, lentamente... o no tan lentamente. De hecho ya estaba al borde del colapso.

Por el comunicador le preguntó a los demás héroes si la habían visto, solo recibiendo negativas y ánimos de todos para que "no se preocupase" pero claro... era imposible. No podía preocuparse menos. Era su hija, por los dioses, su hija...

Kotetsu estaba a punto de ponerse a gritar, escuchando a Barnaby decirle que se lo tomase con calma y que la encontrarían, cuando a lo lejos vio esa cabellera que significaba toda su vida.

― ¡Kaede!

Kotetsu corrió enseguida para alcanzarla sin embargo se detuvo a la mitad al ver quién la acompañaba.

― ¡¿Lunatic?!

Por lo general, él no solía meterse en asuntos menores como ese. Simplemente sucedió que al salir del edificio de oficinas donde trabajaba para el alcalde, se cruzó con cierta niña que ya había visto anteriormente. La reconoció como la hija de Wild Tiger gracias a los sucesos de hace un año. En realidad, era extraño que la recordase.

Cruzaron la calle, en sentidos opuestos. Yuri se giró al terminar de cruzar para ver hacia dónde se dirigía la pequeña cuando repentinamente ya no la vio. Se quedó observando por algunos segundos, buscando algún rastro de ella, pero no había nada. En el límite de pasar por alto aquello y olvidarse de que la acababa de ver, e ir a investigar por su propia cuenta, se dio cuenta de que había un pequeño listón en el suelo donde antes no estaba. Definitivamente le pertenecía a ella.

Casi enseguida, Yuri vio de reojo una camioneta blindada con vidrios polarizados dar una brusca vuelta en un sitio que tenía prohibida esa clase de maniobras. En cuestión de segundos ya estaba rastreando la camioneta.

Los secuestradores llegaron a un lugar apartado de la parte baja de Sternbild. Ya que aún no habían matado a nadie y Yuri continuaba investigando sus antecedentes, Lunatic no había hecho nada todavía, aparte de observar. Sin embargo, era extraño. No parecía que los héroes se hubiesen percatado de la desaparición de la chica. ¿Y por qué ella no se había liberado ya de sus secuestradores? Era una NEXT después de todo.

Lunatic se infiltró en la guarida de los secuestradores y escuchó la conversación justo cuando la pequeña decía ser hija de Wild Tiger y los secuestradores decidían matarla para no tener que lidiar con el héroe. Esto fue más que suficiente para Lunatic.

Se presentó ante ellos solo para asesinarlos y después llevó fuera a la pequeña. La escoltó de vuelta a la parte superior de la ciudad. Ella todavía era tan inocente. Una niña pequeña no debería pasar por todas esas situaciones sólo porque su padre era un NEXT y un "héroe". Un sabor amargo inundó su boca con ese pensamiento.

Finalmente llegaron al punto indicado. Yuri dejó que la pequeña fuese con su padre pero se quedó observándole tras la máscara, decididamente dispuesto a enfrentarlo por su descuido.

― ¿Y tú te haces llamar un héroe? Si no fuera por ti, ella...

Nunca se esperó que Lunatic apareciese con su hija, sin embargo sentía la necesidad de agradecer que por lo menos la haya traído sin embargo las palabras que le soltó le hicieron bajar la mirada sintiéndose mal al instante.

― Yo...

Era cierto que la había esperado en la estación de trenes, sin embargo no sabía en qué momento había llegado como para que él no viese su llegada. ¿Había sido su culpa? Quizás, si tan solo hubiese estado con ella... Si hubiese ido a buscarla a su casa, nada hubiese pasado.

― Kaede... lo siento...― el susurro salió de sus labios, pero su hija negó y le explicó que "El de la máscara" la había salvado de unos secuestradores.

Kotetsu parpadeó sorprendido, y luego apretó los puños avergonzado.

― ¿La salvaste?... Yo... gracias... Aunque, ¿los mataste, no es así?

Era lo que él siempre hacía, matar a los malos. Una simple mirada a Kaede le dijo que sí lo había hecho. Suspiró.

― Está mal matar, Lunatic.

¿Cuántas veces ya habría dicho la misma frase?


― Nadie merece la muerte, eso no es justicia.

A decir verdad estaba un poco sorprendido de que ese "héroe" pidiera disculpas a su hija, pero no se inmutó en absoluto cuando le agradeció. Principalmente porque sabía que venía un sermón sin sentido después de eso. Y por supuesto no se equivocó.

― De no haberlos matado, habrían asesinado a tu hija. ¿Sigues pensando que matar está mal?

Lunatic se giró hacia un costado, aunque su mala postura le hacía ver incluso más sádico y demente que siempre. Ni siquiera se molestó en esperar una respuesta de Kotetsu Kaburagi. Él continuó con su propio discurso.

― Quedarse de brazos cruzados viendo mientras otros hacen el mal, no es correcto. Yo sigo mi propia justicia.

Ya lo había dicho varias veces. Los héroes se negaban a aceptarlo y a entenderlo. Pero eso no era algo que le importase.

― Yo sólo escucho la voz de Thanatos.

Kotetsu no lograba entender la justicia de Lunatic, quizás sencillamente porque era demasiado inocente para entender que los malos necesitan ser castigados y que en una cárcel no cumplen todo su castigo.

O sencillamente seguía siendo lo suficientemente idiota como par creer que todos necesitan una segunda oportunidad, que un tiempo en la cárcel les haría recapacitar y abandonarían sus pecados. Eso creía él, pero que se hubieran metido con su hija le afectaba. Quizás, si hubiese sido él quien hubiese encontrado a Kaede...

Probablemente...

Kaede era todo para él, ¿qué habría hecho si la hubiese perdido?

― Todos merecen una segunda oportunidad, ellos pudieron arrepentirse. No hay que matarlos.

Sencillamente esa era su visión de justicia.

― Cada quien tiene su justicia, pero quitarle la vida a otra persona para cumplirla. ¿No ves que todos merecen una segunda oportunidad?

Yuri sonrió por debajo de la máscara. Incluso si no podían verle la cara, sabía que esa expresión sería reflejada por su máscara y por su postura. Dejó caer la cabeza de un lado hacia otro y habló con total tranquilidad.

― ¿Te das cuenta que de haberles dado una segunda oportunidad, ellos le habrían arrebatado la suya a tu hija?

Lunatic se acercó nuevamente hasta Wild Tiger, poniéndose a escasos centímetros de su rostro y le miró a través de la máscara.

― ¿Qué vida es más valiosa para ti?

Continuó mirándole en silencio algunos segundos más, sólo para volver a hablar, interrumpiendo cualquier cosa que cualquiera de los dos Kaburagi intentase decir.

― Seré generoso contigo. Después de todo, dependes de mi veredicto, Wild Tiger. Mientras continúes siendo un héroe, seguiré salvándote.

Lunatic dirigió su mirada esta vez hacia Kaede y sonrió por debajo de su disfraz. Estiró una mano para acariciar la cabeza de la niña, aunque se detuvo cuando estaba por tocarla. Pensó que sería malo para su padre si le transfiriese sus poderes a la pequeña. Pero ella lucía bastante más sensata, madura y responsable que su padre. Ella sabría dominar su poder. Sonriendo todavía, terminó el gesto que había comenzado y le revolvió el cabello con suavidad.

― Ten más cuidado.

La pregunta le pilló desprevenido, tanto la primera como la segunda, y es que realmente pensaba que si hubiesen quedado vivos se habrían arrepentido pero... ¿qué posibilidad existía de ello? Ninguna. La vida de Kaede siempre sería más importante que todas las demás, era su hija, su niña. Y sin embargo, ¿él mismo hubiese sido capaz de matarlos?...

Sí, si le hubiesen hecho algo a mi hija.

Entrecerró los ojos y se mordió el labio, dispuesto a renegarse de que "dependía" de su veredicto porque eso para él era falso. Sin embargo, no dijo nada porque vio como se acercaba a su hija y un sentimiento de incertidumbre se instaló en su pecho.

Quiso alejarlo, pero tan pronto como revolvió el cabello a su hija y Kaede le sonrió agradeciendo todas sus ganas de intervenir se esfumaron.

― Yo... gracias por salvarla. Yo no sería nada en el mundo sin Kaede― masculló, por lo bajo― Sigo sin creer en tu justicia, pero creo que... si le hubiesen hecho algo a mi hija, quizás hubiese recurrido a ella.

Sin duda, eso habría pasado. Kaede sonrió avergonzada por las palabras de su padre, aunque su sonrisa se veía bastante feliz.

― Ya comienzas a entender.

Lunatic se retiró unos cuantos pasos y volvió a mirar hacia donde estaban los dos Kaburagi. Normalmente no habría mencionado nada más y se habría marchado, puesto que a él no le interesaba en absoluto dar espectáculos o sermones largos. Pero igualmente se detuvo y volvió a hablar.

― Sabía que tú, a diferencia de los otros "héroes", serías capaz de entender. Pese a que admiras tanto a...

No sabía como referirse a esa persona. Era alguien tan importante para él, tan perjudicial para él, era quien había marcado completamente su destino, y sin embargo no podía nombrarle por su relación sanguínea ni por su apodo mundialmente famoso.

Instintivamente se llevó una mano a la cara y sintió la máscara impidiendo que sus dedos tocaran las cicatrices de su piel. Entonces hizo algo que realmente jamás tenía pensado hacer. Se quitó la máscara sólo lo suficiente para que sus verdaderos ojos pudieran cruzarse con los de los dos Kaburagi y mencionó en un susurro que apenas se escuchó.

― Sabía que podía confiarte esta ciudad a ti y a tu hija, Kaburagi Kotetsu.

A Kaede le sorprendía un poco saber que su padre hubiese recurrido a matar personas por protegerla, pero ella no dudaba que así hubiese sido porque después de todo... su padre era genial. Pese a que cuando Lunatic mencionó que "comenzaba a entenderlo", tanto Kaede como Kotetsu sintieron que realmente no lo entendían del todo. Para ellos seguía siendo imposible ver normal el hecho de la muerte pero, en su corazón, ambos sabían de un momento en el que recurrirían a esa justicia.

Kotetsu solo se quedó mirando a Lunatic, sin entender a quién se refería cuando mencionaba el "pese a que admiras tanto a...", ¿se refería a Bunny? ¿Quizás a Antonio? No, claro que no. Kotetsu no admiraba a ninguno de los dos, al único a quien él admiraba era...

Oh... Oh.
Mr. Legend.

¿Acaso Lunatic se refería a él? ¿Por qué se refería a él? Kotetsu no entendía nada... pero menos entendió cuando Lunatic se quitó un poco su máscara y Kotetsu pudo reconocer sus ojos.

― ¿Señor... Petrov?...

¡Claro que lo conocía, cómo no conocerlo! Si casi siempre le estaba dando trabajo.

― Yo...

Kaede le tiró de la camisa, al mismo tiempo que un montón de sirenas empezaron a sonar.

― ¡Ah! ¡Es hora de irnos! Señor... Lunatic― negó con la cabeza a último momento― Necesito hablar con usted en otro momento, pero no en este. Nos veremos luego

Tras esa promesa, Kotetsu fue arrastrado por su hija lejos y miró hacia atrás.

¿Por qué matas, Yuuri Petrov?