1 — La primera vez

Aquella mañana Ashley despertó con el amoroso grito de su hermano mayor a través de su puerta, aunque el peliverde le gritó de vuelta lo que hizo que su hermano mayor entrase para asegurarse de que estaba despierto y no le había gritado porque estaba dormido e inconscientemente le había querido gritar (había pasado antes).

Cuando Ashley se despertó cien por ciento consciente de eso, se puso una bata sobre su pijama y salió a recoger el periódico a la entrada saludando de paso a su padre: Liam, en el camino antes de subir para ir a su habitación a ducharse y cambiarse para finalmente ir con su padre y hermano.

Debido a que tenía que salir a la Florería en la cual trabajaba no en tanto tiempo, solo pudo besar las mejillas de su padre y hermano mayor antes de tomar las llaves y salir hasta la cafetería que quedaba cerca de su florería para al entrar saludar alegremente a la mujer que atendía la caja registradora.

― Buen día, Morphin. Quiero lo de siempre.

Anunció totalmente alegre a lo que la mujer asintió y ni siquiera le cobró sino que simplemente le hizo una seña para que se fuese a un lado esperando su café.

Tenía un año diciendo que sólo estaba de paso en la ciudad, mientras encontraba un buen empleo. Y es que definitivamente no quería quedarse en un zoológico, encerrado igual que los leones, porque él mismo se repetía una y otra vez, a él mismo y a quien le preguntase, que no había estudiado tan intensivamente los últimos años de la universidad para quedarse varado dentro de una jaula limpiando las suciedades de los animales que de hecho quería estudiar.

Como sea, cada día se levantaba, salía a correr, volvía, se duchaba, desayunaba con su gato, su único compañero no tal leal como él quisiera y luego iba a pasear por la ciudad antes de... invariablemente tener que ir al zoológico. Sí, pese a todas sus quejas, era el único lugar donde le habían dado trabajo y donde podía convivir con los animales, y aunque él no era precisamente un veterinario, le habían dado un cargo más o menos así. Y eso significaba que cuando a un animal le daban retortijones porque los visitantes del zoológico le habían dado de comer pese a los explícitos, llamativos y enormes letreros, a quien llamaban era a él.

Sin embargo, ese día era lunes, el único día de la semana que no tenía que ir al zoológico temprano, porque los cuidadores aseaban las jaulas y el parque estaba cerrado por esta razón. Así que tras pasear un poco en la ciudad, terminó encontrándose con una pequeña cafetería que nunca antes había visto.

Entró con el sonido de la campanilla anunciando su llegada y se sentó en la barra, en donde las personas solitarias como él solían sentarse, y antes de poder pedir un café o algo con qué llenar su estómago, su mirada vagó por los presentes hasta aquel joven de cabello verde.

Había algo en él que le fascinó desde el primer momento en que le vio y cuando sus miradas se cruzaron, no pudo evitar sonreír.

― Buen día~

Ashley terminó sentado en la barra no muy lejos de dónde Morphin atendía, ojeando una revista de decoración floral mientras esperaba sus waffles, sin embargo en un momento se volteó para ver si Morphin habría terminado y la cantidad de clientes que habían cuando aquel sujeto le saludó y Ashley parpadeó un par de veces.

― ¿Me hablas a mi?

Cuestionó sin entender, apuntándose y luego mirar alrededor para ver si es que no se había equivocado pero no vio a alguien que pudiese ser la persona a la cual aquel sujeto saludaba así que inclinó su cabeza curioso hacia un lado.

― Buen día.

Saludó, más alegre y tranquilo, aunque cuando una mano tocó su hombro casi saltó del susto pero al ver que solo era Morphin suspiró suavemente y se volteó a verla.

― Dios, Morphin, casi me diste un infarto. Muchas gracias, mi hermano se pasará hoy a pagar la cuenta, lo prometo. Sino, mañana lo obligaré, ¿si?

Morphin asintió y le sonrió, y justo cuando Ashley volteó su mirada hasta su café, ella miró con amenaza al sujeto castaño. Y es que después de todo, ella siempre protegería a Ashley de todo y de todos.

Ethan sonrió cuando el chico hizo esa pregunta inocente, soltando una risita por lo bajo, perfectamente disimulada y asintió, mencionando que sí, era a él a quien hablaba, aunque el chico ya estaba mirando alrededor buscando a alguna otra persona. Cuando se dio cuenta de que era efectivamente él a quien Ethan había echado ojo y respondió su saludo, el biólogo sonrió todavía más y repitió el saludo.

― Buen día---

Dispuesto a dar el primer paso para una larga y amena conversación, se vio interrumpido por la mujer que atendía la cafetería (lo supo porque llevó el café y el chico dijo que enviaría a su hermano a pagar la cuenta). Al principio notó con una sonrisa divertida que el chico se había asustado, pero luego parpadeó extrañado cuando Morphin le dirigió esa mirada. Sin entenderlo del todo, miró alrededor, como antes hiciera el peliverde y luego se apuntó a sí mismo, su manera de preguntar si estaba fulminándolo precisamente a él. Cuando entendió que era así, levantó las manos en alto, a modo de declararse inocente de todo cargo y se apresuró a presentarse, mucho más para que la mujer dejara de fulminarlo, que para el chico, a quien todavía tenía en mente para pasar la mañana hasta que tuviera que ir a trabajar.

― Uah... Me llamo Ethan. Ethan Red. Soy biólogo, trabajo en el zoológico de la ciudad... ¿nos hemos visto antes? No sé... por ahí... en el zoológico, en la calle... Es que tienes unos ojos preciosos. Ah, y Morphin, trae un café para mí por favor, capucchino si tienes. Yo pagaré la cuenta de este chico.

Y obviamente el último cumplido fue dirigido directa y poco sutilmente hacía el peliverde.

Morphin frunció el ceño en dirección a aquel hombre que, según su visión, se estaba propasando con Ashley lo que definitivamente a ella no le gustaba absolutamente nada. Ashley, desde que perdió la memoria, había sido cuidado por ella y por su hermano junto a su padre de todo lo que representase un problema. Y un problema representaba aquel hombre que se acercaba a Ashley, alterando un día que en la cabeza de Ashley se repetía todos los días.

Ashley en cambio no se daba por enterado de nada, más ocupado echándole azúcar a su té y tomando los envoltorios para hacer una rosa con ellos y dejarlos a modo de adorno en la taza de su café. Sonrió al terminar y luego se volteó para ver a Morphin y al castaño que estaba conociendo.

Escuchó su presentación e inclinó su cabeza hacia un lado, tratando de recordar exactamente si se habían visto o no antes pero según su memoria (que el ignoraba tenía con algunos problemas) no se habían visto nunca. Morphin arqueó una ceja cuando el castaño dijo que pagaría la cuenta de Ashley pero sonrió lo más fingidamente posible y se fue a preparar el capucchino.

Ashley la vio retirarse y luego se giró a mirar a Ethan.

― Creo que nunca nos hemos visto antes, la verdad. Mi nombre es Ashley, Ashley Wright y trabajo en una florería de mi propiedad.

Ashley sonrió alegremente decidiendo eso pero luego se llevó una mano a la barbilla, pensativo.

― Y no sé si mis ojos son realmente preciosos, eso creo que es cuestión de gustos. Pero como son verdes a mí me gustan.

Morphin volvió unos segundos después con el capucchino y un pastelillo para Ashley quien sonrió alegremente.

― Entonces, ¿Ethan? ¿Pasaste a desayunar antes de ir a trabajar?― cuestionó curioso el peliverde.

Ethan suspiró con alivio cuando Morphin se fue, pero supo disimularlo con una sonrisa y una mirada atenta al peliverde que acababa de presentarse. Ashley Wright. No iba a olvidarse fácilmente de ese precioso nombre, en especial porque le recordaba a cierto videojuego de abogados que... espera, ¿había dicho que trabajaba en una florería? Debería buscar ese sitio.

Mientras pensaba en eso, Ethan escuchó ese comentario tan elocuente del chico por el cual rió divertido, aunque cortó rápidamente esa risita cuando Morphin volvió. Demonios, no había tardado nada y eso que Ethan tardaba al menos media hora en prepararse capucchinos en su casa.

Estaba algo perdido en esos pensamientos cuando la pregunta de Ashley le trajo de vuelta a la realidad.

― Ah... ¡Ah! Sí, hoy entro más tarde a trabajar así que pensé en tomar algo bueno para desayunar, al menos por un día. Por cierto, dijiste que tienes una florería, ¿verdad? Me parece muy apropiado.

El castaño tomó la flor de envolturas que antes hiciera Ashley y le añadió algunos detalles como una media corona para que se pudiera usar como adorno en el cabello. Se la puso a Ashley y sonrió con una expresión casi enigmática.

― Una flor entre flores. Aunque no creo que exista una flor más bella que tú.

Morphin y Ashley pusieron la misma atención a la respuesta de Ethan, aunque cada uno por diferentes razones. Ella porque quería saber si ese sujeto era o no peligroso para Ashley ―estaba segura que lo era― y Ashley por simple y llana curiosidad. Ese era uno de los pecados que más cometía, ser demasiado curioso.

Ashley iba a comentar algo, preguntarle cómo era trabajar con animales en el zoológico, cuando las acciones de Ethan consiguieron que lo mirase un tanto extrañado mientras un sonrojo se extendía por su rostro sin poderlo evitar. Demasiado cerca, se dijo y Morphin tosió para romper el momento. Ashley solo se sonrojó más.

― Woah... es muy amable de tu parte, aunque es probable que todas mis flores sean más bellas que yo.

Ashley tomó otro papel, dispuesto a hacer una flor nueva y luego miró distraídamente a Ethan.

― ¿Y cómo es trabajar en el zoológico? Hay animales tan bonitos... aunque no sé si haya alguno de los que me gustan en el de la ciudad.

No recordaba haber ido recientemente.

― Quizás debería ir...