1 — I can see you

Kiku Honda estaba acostumbrado a varias cosas, además de que le confundieran con una mujer por utilizar el nombre Sakura como seudónimo. Una de esas cosas era siempre tener gente cerca, por alguna razón ni tan misteriosa la gente adoraba acosarlo. Sin siquiera conocerle como Sakura, la gente decía "sentirse atraída por su imagen". O sea que básicamente les gustaba físicamente y eso era razón suficiente para acosarlo.

Sin embargo, él podía soportar eso, era gente que estaba en la calle y empezaba a seguirle hasta que Kiku se giraba para encararlos y como no sabían que decir para defenderse terminaban escapando. Kiku sobrevivía con eso. Incluso sobrevivía a los que eran más osados y le preguntaban dirección, número de teléfono y medidas. ¡Enserio, lograba sobrevivir con eso! Pero no sobrevivía con un montón de policías en su casa.

— ¿Podrían explicarme por qué están en este lugar?

Kiku preguntó, por duodécima vez al que parecía el jefe quien le miró.

— Señor, le dijimos que esto es solo de rutina. Usted no se preocupe, nosotros lo controlaremos todo.

Kiku gruñó entre dientes.

— ¡¿Pero controlar qué?!

— ¿No lo sabe?

Otra cosa digna de mencionar de Kiku es que era bastante despistado, lo que explicaba que no se hubiese dado por enterado de su situación. El pelinegro negó con la cabeza poniendo mala cara.

— Entiendo, Kaito Kid quiere robar la joya que usted ha adquirido y por ello estamos aquí para protegerle a usted y a su joya.

Un ladrón... maravilloso, lo único que le faltaba.

— Tsk... solo espero que terminen rápido.

— Inspeccionen cada rincón de la habitación.

— Revisen la fachada, no sabemos dónde podría haber puesto alguna trampa.

— Eh, tú, ¿ya revisaste esa puerta de allá?

— Sí, señor.

Kaito hizo un saludo militar al responder y una vez que se vio lejos del jefe de la guardia que se había plantado en la casa, sonrió divertido. Jamás iban a adivinar que estaba ahí porque, como siempre, se había disfrazado perfectamente. Tenía el atuendo de los demás policías y una máscara. Como siempre, le salía fácil imitar una voz distinta a la suya, así nadie sospecharía. ¡Qué tontos eran los de la policía!

El jefe de la policía daba órdenes y más órdenes, revisando aquí y allá que todo estuviera preparado para su llegada. Kaito notaba mucho movimiento, pero eso, lejos de ser un problema, resultaba adecuado para esconderse y actuar por su cuenta a plena vista. Ya había plantado algunos trucos de magia para su espectáculo de esa noche, sólo quedaba esperar a que el reloj marcara la hora.

Se paseó un rato más para perder el tiempo y guardar las apariencias y entonces fue que vio a la persona a quien le iba a robar esa noche. Kaito de vez en cuando leía los mangas de Sakura, eran bastante buenos, pero nunca le había visto en persona. Sintió curiosidad y se acercó un poco para mirarle.

Anteriormente Kaito ya le había robado a una gran variedad de personas y Sakura no era precisamente alguien que destacara por alguna característica en especial. Claro, todo se trataba de la joya y de que fuese al fin la que había estado buscando. Pero con respecto a Sakura... Esperaba a una persona diferente, pero dentro de todo no estaba tan mal. Simplemente no terminaba de descifrar qué le parecía extraño de esa persona. Decidió acercarse un poco más y comenzar una corta conversación para averiguarlo.

— Vaya noche que escogió Kaito Kid para venir a robar. ¿No le da miedo?

No esperaba una respuesta concreta, y tiempo aún tenía mucho. Mientras nadie descubriera alguno de los dispositivos que había puesto por la casa, nada le iba a salir mal.

Estaba tan cansado en ese momento de todo, que de verdad estaba a punto de considerar enviar a todo el mundo al demonio y dejar que el ladrón se llevase la joya. Es decir, tampoco es que fuese tan importante, la ha encontrado, le ha gustado, se la ha quedado pero su vida no se arruinaría si no la tenía.

Al menos, eso pensaba Kiku.

Ah, a veces la gente se complicaba tanto innecesariamente. No es que él no lo hiciera constantemente, es solo que viéndolo desde afuera se le hacía hasta innecesario (sí, irónico que él lo diga). Suspiró pesadamente y luego escuchó a uno de los policías hablarle. Lo miró con casi aburrimiento y luego se encogió de hombros.

— ¿Por qué iba a darme miedo? Si él quiere la joya, vendrá a buscarla, aunque todos los policías hagan lo posible por evitarlo… Al menos eso espero, porque si puede ser detenido por unos simples policías, no merece mi joya.

Siempre tan sincero…

— De cualquier forma… me consideran alguien con una suerte absurda, quien sabe si podrá contra mis maravillosos poderes de suerte.

Kiku siempre se burlaba de eso, pero en realidad no era una mentira. Jamás había sufrido penurias gracias a su suerte.

— De todas formas… estoy aburrido de esperar. Solo desearía que esto terminase rápido, quisiera echarlos a todos de mi casa… solo quiero tranquilidad… ¿es tan difícil de pedir?...