1 — Just one night stand, right?

just one night stand, right?

Lyserg sabía que no tenía que haber aceptado la invitación de su mejor amigo para ir a ese estúpido bar, pero por supuesto al final había sucumbido a los acosos de Ren y aceptó finalmente ir a ese bar en medio de la ciudad.

No entendía porque Jun había admitido que Ren lo secuestrase para ir a ese bar, pero debido a que lo había hecho Lyserg no se quejó porque después de todo tampoco tenía esa posibilidad. Además, Jun en realidad le caía bien y difícilmente actuaría en contra de ella.

La cosa era que al final estaban ahí, en un bar en el que el olor a licor llegó a marearlo, sin embargo Ren lo tomó de los hombros y lo llevó hasta la barra antes de perderse entre la multitud con algún sujeto que decidió conquistar y con el que se encerraría en el baño. Probablemente.

Lyserg suspiró y miró al barman que le extendía una bebida que sabía tenía que ser 99.9% licor y el 0.01% algo más pero así y todo la aceptó y la bebió de un trago poniendo una cara extraña al instante. Él no estaba acostumbrado a beber, aunque Ren le haya dicho que era para celebrar que había obtenido el rango de excelencia en la universidad.

Al final, cuando el barman le extendió otro vaso, Lyserg volteó a ver a su lado encontrándose justo con quien menos esperaba ver. Su ídolo, de quien se había interesado por leer sus libros: Yuki Eiri.

― A-ah... Yuki-san.

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Debido a su último gran éxito con una de sus novelas de romance, Tohma quiso invitarlo a beber algo, pero Eiri casi mágicamente consiguió escapar de él, porque no le apetecía demasiado pasar la tarde en compañía del rubio, considerando que contaría cada una de las botellas de cerveza que se le antojara beber, cada uno de los cigarros que sacara de la cajetilla y cada una de las mujeres con las que intentara flirtear. Algunas veces parecía más un amante celoso que su cuñado y eso tendía a terminar en situaciones un poco incómodas para el escritor.

De cualquier forma, ahí estaba, sentado en la barra, con los codos apoyados sobre ésta, mirando alrededor por si había algo en especial que le atrajera. Porque él también quería celebrar su éxito y divertirse un poco, era algo casi necesario para su bienestar físico y estabilidad emocional. O al menos, esa era la excusa que se daba internamente.

Cruzó miradas con algunas mujeres, unas mejores que otras, y eso lo sabía por cómo estaban vestidas, cómo caminaban, por qué tan falsa se escuchaba su risa, qué fumaban... un sinfín de cosa que el escritor podía ver fácilmente porque después de todo, la observación era fundamental en un escritor.

Finalmente, todas las mujeres que vio y aquellas que llegaron a acercarse para intentar coquetearle, terminaron por aburrirle, eran todas lo mismo de siempre.

Y fue entonces cuando lo notó: había alguien sentado junto a él, mirándole. Eiri parpadeó un par de veces, intentado adivinar si era un hombre o una mujer, aunque para poder entrar a ese bar, hacía falta un carnet de identificación, por lo que no podía equivocarse con la edad. Por muy joven que se viera, tendría cuando menos 18 años... a menos que algún amigo suyo lo hubiese metido de algún modo.

Eiri le sonrió casi coquetamente y se acercó un poco más para tratar de iniciar una conversación, esta vez por su propia iniciativa. El ruido de la música dificultaba eso, por lo que se inclinó ligeramente hacia el rostro del chico, encontrándose con un par de ojos verdes encantadores y un sonrojo seguramente provocado por el alcohol.

— Hey... ¿estás esperando a alguien? —

Esa era una pregunta fundamental, al menos en la mente del rubio.

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Lyserg no sabía si el escritor le habría escuchado o no cuando le llamó, sin embargo simuló que lo había dicho nada porque sino iba a avergonzarse de su propia actuación cuando el mayor le hizo esa pregunta a la cual le miró confundido y luego negó rápidamente con la cabeza.

― A-ah. No. No estoy esperando a nadie.

Dudaba mucho que Ren fuese a volver, así que en realidad a pesar de haber sido arrastrado por él no iba a tener que esperarlo o probablemente se iba a quedar ahí por horas y horas, quizás hasta días, que sería un tiempo adecuado antes de que Ren dejase de pensar con lo que tenía entre las piernas y se acordase de su existencia.

― ¡A-ah! Lo siento por mi mala educación. Eh... mi nombre es Diethel Lyserg.

Lyserg se inclinó un poco para demostrar respeto, aunque estaba nervioso y por ese mismo nerviosismo fue que tomó el nuevo vaso que le habían extendido para beber un poco intentando que el licor en su sangre pudiese afectar su nerviosismo y borrarlo.

― Y usted es Yuki Eiri... he leído muchos de sus libros.

Por no decir todos.

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Eiri sonrió satisfecho, dispuesto a dar el siguiente paso al escuchar que el peliverde no esperaba a nadie, aunque no disimuló una mirada de superioridad y cierta decepción cuando se presentó y le llamó por su alias, diciendo que había leído muchos de sus libros. ¿Otro admirador? ¿En serio?

Eiri dudó internamente qué tan bueno sería para su carrera el acostarse con un lector suyo, si había posibilidades de que éste escribiera en su blog personal de fangirl que se había acostado con él... Por mucho que le dijese que no le contara a nadie, esa clase de secretos difícilmente se los guardaban. Ah, tal vez debería conseguir otra persona con quien divertirse en la noche.

El rubio sacó un cigarrillo y se lo llevó a la boca, encendiéndolo y acomodándose con los hombros recargados en la barra que tenían justo detrás, para luego soltar una bocanada de humo y volver a mirar al chico por si acaso todavía le prestaba atención... Aunque Eiri seguía debatiéndose si era un hombre o una mujer.

— Ya veo, tienes buen gusto. Pero estoy en este sitio para olvidarme del trabajo y desestresarme, no para firmar autógrafos... —

Había sido un poco más brusco de lo que debería, pero no le interesaba, porque básicamente a él no le interesaba nada en absoluto, contrario a lo que se pensaría de un autor de novelas románticas tan afamadas como las suyas.

— Pero tal vez si te olvidas de quién soy por una noche, podamos pasar un buen rato en otro sitio. —

Y al final, se había decidido a que siempre podía culpar a la bebida que enrojecía las mejillas del peliverde y negar absolutamente todo, en caso de terminar acostándose con él y que el chiquillo quisiera escribirlo detalladamente en su blog.

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Lyserg se quedó mirando al escritor sin saber muy bien qué decirle ante esa reacción que tuvo, y es que Lyserg no estaba acostumbrado a tratar gente con mala leche. Después de todo, casi todos se desvivían para hacerlo sentir bien, incluido su mejor amigo cuando no se había ido a follar con alguien.

El hecho de conocer a alguien que en vez de desvivirse por hacerlo sentir bien hacía más bien lo contrario y eso era espantarlo le dejó confundido por un par de segundos, intentando analizar la situación con calma. De todos modos el no quería un autógrafo, si hubiese querido algo como eso le hubiese dicho a Ren que le consiguiese uno y seguro lo hubiese hecho.

Yuki-san es realmente extraño, se terminó diciendo en medio de una negación de cabeza que no llegó a completar por escuchar nuevamente al rubio. Una de sus cejas se alzó un poco sin embargo su mente habitualmente rápida no analizó demasiado a dónde querría ir Yuki-san antes de asentir.

— ¿Qué tipo de otro sitio? Y no es difícil olvidarse de quién es Yuki-san. Después de todo, parece más bien...

No terminó su frase, dejándola en el aire en ese momento, sin embargo pensaba decirle que sus libros parecían ser una fachada porque su personalidad no cuadraba para nada con lo que él se habría imaginado de un escritor de novelas. Por suerte reaccionó a tiempo dándose cuenta de que eso era bastante irrespetuoso.

— Entonces, ¿a qué otro sitio pretende ir, Yuki-san? Ah... necesito avisarle a...

Lyserg se detuvo de nuevo. ¿Avisarle a quién? Ren lo mataría si se atrevía a interrumpirle cuando estaba coqueteando con alguien... ¡o peor, cuando estaba follando con alguien! Así que únicamente suspiró.

— Da igual.

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El escritor sintió una oleada de emociones tras otra, y no todas eran precisamente gratas. Se había decantado por fin sobre que la persona que tenía delante era una mujer, porque bueno, su cuerpo lucía demasiado delicado como para ser un hombre. Así que cuando asintió a sus palabras, se sintió satisfecho. Luego sintió ganas de soltarle en la cara lo estúpido (a) que podía ser si no sabía a qué clase de "otro lugar" se refería. Pero se lo guardó todo para sí. No iba a arruinarse una aventura de una noche por simplemente ser descortés. Tampoco se esforzaba demasiado por ser educado, pero eso ya era aparte.

Y de no ser porque se conocía con el mal carácter suyo, casi se habría sentido ofendido porque le dijesen que no parecía un escritor de novelas románticas. Ya lo sabía. Ya se lo habían dicho antes. Pero no iba a cambiar. No necesitaba que "la" peliverde terminase de decir esas palabras para saber a qué se refería.

Lo que no entendió fue a quién tenía que avisarle. Eiri lo interpretó como que iba a decirle a todos en su twitter, facebook, blog, etc. con quién se iba a acostar y le habría echado eso en cara, pero en cambio le soltó una bocanada de humo cuando añadió que daba igual. Suspiró.

— Si ya terminaste, vamos. —

Prácticamente no le dio tiempo a su acompañante de responder. Se levantó de la barra, le tomó de la mano, pagó la cuenta de ambos y salió del lugar hacia su auto. En apenas unos minutos ya estaban en el elevador de un hotel refinado, en el que Eiri de hecho se estaba quedando.

just one night stand, right?

Aunque a Lyserg le molestase admitirlo, definitivamente Yuki Eiri no era lo que había esperado de él. De hecho, estaba desencantándose de él básicamente con cada letra que conformaba una palabra que salía de sus labios. Pero incluso pensando en ello, terminó igualmente siguiéndole.

En el automóvil se quedó pensando en la situación que se le presentaba, él ciertamente no era como Ren y no quería prestarse para diversión de una noche, pero tenía que reconocer que pese a desencantarse con su personalidad tan mala que podía incluso compararse con Ren —y eso era grave, era gravísimo— no se detuve en subir al ascensor con él.

— Este edificio es lindo.

Masculló por lo bajo, mirando alrededor, de hecho era muy lindo. Pero ciertamente lo decía porque no sabía que más decir en esa situación.