1. Hunting the hunter

Gale Cooper Con ese maldito imbécil...

Nada más cliché que una persecución en medio de un bosque frondoso, con la luna apenas iluminando entre el follaje, los ojos de las bestias salvajes asechando y el sonido de las ramas y las hojas crujiendo bajo el peso de su presa. Su ballesta en la mano, porque a la pistola de mano se le habían acabado las balas y el rifle era imposible usarlo en esas condiciones. Sus ojos se habían acostumbrado a la oscuridad hacía mucho, sus oídos estaban atentos, incluso su olfato y su sed de venganza le ayudaban a detectar todo con mayor facilidad. Pero durante toda la persecución había ese algo que le hacía sentir insatisfecho... Todo estaba siendo... demasiado fácil.

Cooper sabía que algo no andaba bien y cuando dejó de escuchar que Holland se movía, corrió con furia contra él, dispuesto a dar el golpe final. Y entonces lo encontró en el suelo. La impresión le dejó sin habla por algunos segundos, luego la adrenalina volvió a encender la llama en él y le apuntó directamente a la cabeza. Titubeó por algunos segundos más, gritó con odio y tiró la ballesta a un lado. Lo haría con sus propias manos, le cortaría la cabeza de un solo tajo con el cuchillo que atesoraba porque le recordaba a esa persona. Se dejó caer de rodillas junto al cuerpo de Holland y empuñó su cuchillo en lo alto, pero nuevamente, pese a su respiración desesperada, no pudo hacerlo. Sus ojos expertos examinaron cada centímetro del vampiro. Cooper le había disparado varias veces, pero sabía que no le había dado. La ropa de su enemigo estaba rasgada donde se suponía que debía estarlo, quemada por la pólvora de la bala, pero había otras heridas además de las suyas. Había rasguños, había sangre, incluso en su cuello quedaban marcas de que alguien había intentado estrangularlo... Nada de eso le pertenecía.

Cooper escuchó algo detrás suyo y se giró instintivamente. Examinó la zona y al determinar que había sido algún animal del bosque quien le había distraído, volvió su mirada hacia el cuerpo inerte del vampiro. Ahí estaba. Lo tenía para él. Pero nada en toda la noche le había dado satisfacción. Asesinarlo, consumar su venganza, debía liberar toda esa tensión, odio y resentimiento que había estado guardando por años. Debía hacerle sufrir tal como él lo hizo sufrir. En cambio esto... Ya sabía que algo no andaba bien, pero nunca esperó que alguien más estuviese involucrado.

Cooper gritó con todas sus fuerzas. Matar a Holland... era todo lo que había deseado por años. Pero esto no era nada más que aprovecharse de un animal torpe y malherido. Una presa así no valía la pena.

Los lobos respondieron a sus gritos y Cooper disparó a uno de ellos. Le dio directamente en la cabeza. A los otros dos los golpeó con su arma. Uno huyó, el otro tardó un poco más en desistir. Se quedó con el que había muerto y tomó a Holland por la ropa. Lentamente, sus pasos y el sonido del cuerpo que arrastraba nuevamente resonando entre la maleza, se dirigió hacia esa cabaña. Pateó la puerta al entrar, miró con atención por si había fieras salvajes o algún roedor desagradable por ahí. No encontró nada, así que dejó al vampiro en el suelo y prendió la chimenea. Se sintió tentado a arrojar al vampiro al fuego, pero antes de darse cuenta, ya estaba curando sus heridas con alcohol. Y no alcohol médico precisamente. Se rasgó la camisa e improvisó algunas vendas. Luego se sentó en el suelo, con la ballesta a su lado y esperó a que esa maldita bestia despertara.

En las montañas | Por la noche

Jordan H. Con él... tsk

Ese maldito bastardo, nunca se esperó que le tomase por sorpresa y le atacase con la fiereza con la que lo había hecho. Solo Cooper alguna vez había intentado ser tan violento, pero él tenía sus razones. Este otro sujeto... él simplemente quería hacerlo sufrir, quizás porque era un bastardo. Quizás para vengarse de cierta forma enfermiza por no habérsele entregado en bandeja de plata como se lo exigió.

Había resultado demasiado dañado. Pero claro... los vampiros atacaban a otros sabiendo sus debilidades después de todo.

Holland estaba desperado, sabía que si no se rendía a los deseos de ese vampiro terminaría mucho más dañado a las finales. Y sin embargo escapó, de una forma por demás estúpida, para terminar encontrándose nada más y nada menos que con Cooper.

Estaba cansado, agotado, y herido. Por eso era normal que hubiese terminado de esa forma... en el suelo, sin saber muy bien dónde estaba. Al ver a Cooper, pasó por su cabeza la idea de que terminaría muerto e hizo las pases con la idea. Después de todo, prefería terminar muerto por él que por el otro.

Demasiado rápido la conciencia le abandonó, pero para cuando despertó estaba en otro lugar totalmente diferente. Y definitivamente, no estaba muerto. No más muerto de lo que había estado desde que se convirtió en vampiro, por lo menos.

— ¿Qué demonios...?

Jordan pasó su mirada alrededor y vio a Cooper, frunció el ceño.

— ¿Por qué me trajiste aquí?

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